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De viaje con Martin Scorsese
Con motivo de los cien años del nacimiento del cine, The British Film Institute propuso a Martin Scorsese la realización de un documental que repasara la historia del cine norteamericano. Con la colaboración del director Michael Henry Wilson, el creador de Taxi driver dio a luz, en 1995, el magnífico A personal journey with Martin Scorsese through american movies, que apareció en formato DVD y publicado como libro.
Como su título promete, el viaje no pretende ser un estudio definitivo que siente cátedra, sino una visión original y diferente de la historia del cine de Hollywood desde sus orígenes hasta comienzos de los años 70, época en que el director comenzaba a dirigir películas. El documental viaja a través de los géneros y su evolución, muestra la riqueza del lenguaje cinematográfico, nos presenta a los grandes directores, a los más conocidos y a los casi olvidados que contribuyeron al crecimiento del cine como arte, y nos habla de las mejores películas, de las que aparecen en todas las antologías y de las joyas a recuperar, siempre bajo la óptica de un realizador enamorado del séptimo arte desde su infancia. Durante casi cuatro horas tan apasionantes como cualquier buen film, Scorsese nos muestra escenas maravillosas, fotos de rodaje, entrevistas, anécdotas, logrando una obra imprescindible para los aficionados al cine. Lo único malo de este documental es que no dure varias horas más.
El DVD (2 discos) está editado por The British Film Institute.
El libro está publicado por Ed. Akal.
ALL ABOUT CASSAVETES
El documental del año 2000 Íntimo Cassavetes (A constant forge), de Charles Kiselyak, es el mejor y más completo estudio sobre un director de cine que se haya editado en España. Durante más de tres horas nos introduce a la vida y la obra del cineasta John Cassavetes (Nueva York, 1929-1991), padre del hoy tan popular y, a menudo, sobrevalorado cine independiente, protagonista de una de la filmografías más personales y distintas de todo el cine americano.
Profusamente ilustrado con escenas de sus películas, fotografías de archivo, entrevistas con sus actores y con otros directores, y opiniones de estudiosos y admiradores de la obra de Cassavetes, el documental de Kiselyak rinde homenaje a un cine a flor de piel, cuyas imágenes parecen sacadas directamente de la realidad sin pasar por la sala de montaje, cuyos temas son los más cercanos: el amor, la amistad, el sexo, la soledad, el miedo…Un cine que ha influido en otros directores (sin ir más lejos, por las venas de la recientemente estrenada Revolutionary Road (2008) de Sam Mendes corre mucha sangre Cassavetes), y que entronca con parte de la obra de otros grandes como Bergman o Woody Allen.
Imprescindible para los amantes del cine de Cassavetes y para los curiosos que quieran acercarse al director de joyas como Opening night (1978).
Editado en DVD por Avalon en su colección Filmoteca Fnac.
JULIO CORTÁZAR, in memoriam
Si Borges me sigue pareciendo el escritor intelectual, libresco y lejano por excelencia, en su condición de sumo sacerdote de las letras hispanas del siglo xx; si Onetti es un autor de leyenda, más un personaje creado por él mismo y que deambulara por Santa María; si a Vargas Llosa lo veo como a un escritor-oficinista que cumple un horario escrupuloso, Cortázar se me antoja el creador más cercano, el que puedes encontrarte escribiendo en el café de la esquina, y conversando sobre jazz, sobre Poe, o sobre Glenda Jackson, el que, cada vez que vuelvo a abrir cualquiera de sus libros, pienso que escribía para ser leído continuamente, no para recibir el polvo de las bibliotecas.
El prestigio de Cortázar se consolidó, principalmente, con la publicación en 1963 de Rayuela, la novela que revolucionó la literatura «seria», el juego que introdujo la vida en esa literatura, y que siempre aparece en las listas de las mejores obras del siglo xx. Si bien Rayuela me parece una impresionante novela, Cortázar es uno de mis autores preferidos sobre todo por sus cuentos, esos retazos de realidad con rendijas por las que se cuela lo fantástico. Y a fuerza de releerlos, uno acaba por tener, inevitablemente, sus predilectos, aunque no siempre por razones estrictamente literarias (eso también es inevitable). Allá van algunos de entre tantos imprescindibles :
– Las puertas del cielo (del libro de 1951 Bestiario), el primer relato de Cortázar que leí, y ahí se ha quedado: » Lo vi levantarse y caminar por la pista con paso de borracho, buscando a la mujer que se parecía a Celina. Yo me estuve quieto, fumándome un rubio sin apuro, mirándolo ir y venir sabiendo que perdía su tiempo, que volvería agobiado y sediento sin haber encontrado las puertas del cielo entre ese humo y esa gente «.
– El río (del libro de 1956 Final del juego), relato de un suicidio en dos páginas, ejemplo de cómo lo ficticio se mezcla con lo real: «…vagamente acaricio tu pelo derramado en la almohada, en la penumbra verde miro con sorpresa mi mano que chorrea, y antes de resbalar a tu lado sé que acaban de sacarte del agua, demasiado tarde, naturalmente, y que yaces sobre las piedras del muelle rodeada de zapatos y de voces, desnuda boca arriba con tu pelo empapado y tus ojos abiertos «.
– El perseguidor (del libro de 1959 Las armas secretas), la mejor aportación del arte a la figura del genial saxofonista Charlie «Bird» Parker, junto a esa enormidad que filmó Clint Eastwood en 1988 titulada Bird: «- Sobre todo no acepto a tu Dios- murmura Johnny-. No me vengas con eso, no lo permito. Y si realmente está del otro lado de la puerta, maldito si me importa. No tiene ningún mérito pasar al otro lado porque él te abra la puerta. Desfondarla a patadas, eso sí. Romperla a puñetazos, eyacular contra la puerta, mear un día entero contra la puerta. Aquella vez en Nueva York yo creo que abrí la puerta con mi música «.
– Graffiti (del libro de 1980 Queremos tanto a Glenda), una historia de amor entre dos personas que no se conocen y que se comunican mediante dibujos en las paredes: » Era más que nunca ella, el trazo, los colores, pero además sentiste que ese dibujo valía como un pedido o una interrogación, una manera de llamarte…le dijiste todo lo que te venía a la boca como otro dibujo sonoro, otro puerto con velas, la imaginaste morena y silenciosa, le elegiste labios y senos, la quisiste un poco «.
Cortázar moría en París el domingo 12 de Febrero de 1984. Diez años más tarde, la revista Co&Co le dedicaba un especial, precisamente en su número doce, titulado Diez años de soledad. Pronto serán 25. Yo, por mi parte, seguiré releyendo sus cuentos, y seguiré comprobando que Cortázar encontró las puertas del cielo de la literatura entre ese humo y esa gente.
Los Cuentos completos de Julio Cortázar están publicados en Ed. Alfaguara.
MI VIDA SIN MÍ (2002) de Isabel Coixet / LA VIDA MANCHA (2002) de Enrique Urbizu
No ha andado precisamente sobrado el cine español (siendo justos, ninguna cinematografía), durante esta década, de grandes películas. Por eso el 2002 me parece especialmente destacable, ya que en ese año se realizaron dos magníficos films, dos vidas muy distintas pero que suponen lo mejor del cine patrio en mucho tiempo: la imprescindible Mi vida sin mí, de Isabel Coixet, y La vida mancha, de Enrique urbizu.
Desde el acertadísimo y sugerente título hasta el mayúsculo plano final, pasando por una banda sonora sin desperdicio (¡cómo canta Blossom Dearie!), la película de Isabel Coixet posee una fuerza visual, siempre al servicio de la historia, poco frecuente en nuestro cine y que consigue poner la piel de gallina. La escena en que le comunican a Ann (una prodigiosa Sarah Polley, que por sí sola justifica la visita) que le queda poco tiempo de vida no puede estar mejor dirigida e interpretada, con una utilización del tempo narrativo y una contención realmente admirables; la despedida del amante bajo la lluvia, que recuerda inevitablemente a uno de los momentos finales de Los puentes de Madison (The bridges of Madison County, 1995), de Clint Eastwood, es para quitarse el sombrero; y ese plano que cierra el film, filmado en cámara subjetiva, en el que Ann observa lo que quizás será la vida de su familia sin ella, conciso y emocionante, como toda la película: son sólo algunos de los mejores momentos de una de las obras más redondas de todo el cine español.
La película de Urbizu recupera para el cine español el aroma del mejor cine clásico. Con un guión espléndido de Michel Gaztambide, en el que las miradas y los gestos priman sobre los diálogos, pasó de puntillas por las salas de cine, y fué incomprensiblemente ignorada en las nominaciones a los premios Goya del 2003. El personaje de Pedro -un José Coronado que demuestra lo buen actor que puede ser- es el eje sobre el que gira todo el film, un hombre con un pasado oscuro, que parece tenerlo todo, admirado y envidiado, y que, al volver a ver a su hermano pequeño y su familia tras muchos años, encontrará aquello que le falta y que no podrá tener nunca. Relectura urbana del mito mesiánico, en el que un personaje llega a una comunidad, ayuda a solucionar los problemas de otros, y termina yéndose de nuevo porque no pertenece a ese mundo ( sus antecedentes cinematográficos son numerosos y, en ocasiones, magistrales: desde los westerns Raíces profundas (Shane, 1953), de George Stevens, y Centauros del desierto (The searchers, 1956), de John Ford, hasta esa maravilla titulada Un lugar en el mundo (1991), de Adolfo Aristarain), La vida mancha sigue siendo una de las más agradables sorpresas del último cine español.
Mi vida si mí está editada en DVD por Filmax.
La vida mancha está editada en DVD por Manga Films.