AGENTE ESPECIAL (1955) de Joseph H. Lewis
El estadounidense Joseph H. Lewis es otro de los directores que desarrollaron su carrera cinematográfica en el ámbito de la serie B, realizando películas, con mayor o menor fortuna, para una gran variedad de géneros. Sus mejores trabajos los encontramos en el cine negro, con tres magníficos films que son la cima de su filmografía: Relato criminal (The undercover man, 1949), con Glenn Ford; El demonio de las armas (Gun crazy, 1949), el más famoso de todos y el que ha propiciado la revalorización de su autor, antecedente de Bonnie and Clyde (1967), de Arthur Penn; y Agente especial (The big combo, 1955).
Agente especial es posiblemente la película más negra de todas las realizadas por Lewis (bueno, de las que he visto), por su ambientación, su fotografía, y por la historia que nos cuenta. El guión de Philip Yordan -uno de los grandes-, además de narrarnos la persecución a que es sometido un gángster por parte del, a priori, típico policía íntegro, aporta otros elementos que enriquecen el relato: la crítica a la sociedad y a la ley, que permiten el abuso de poder por parte de cualquiera que tenga dinero; las razones personales del policía Diamond (Cornel Wilde) para dedicar tanto empeño y dinero público en atrapar a Brown (Richard Conte); la relación homosexual que se sugiere y se intuye entre los dos matones al servicio del gángster, etcétera.
Dentro de la general brillantez con que está resuelta la película, destaca la escena del asesinato de McClure, el gángster venido a menos ridiculizado por Brown. Antes de ser ametrallado le quitan el audífono para que, al menos, no pueda escuchar su propia muerte. Lewis adopta el punto de vista de la víctima y así, en un plano subjetivo, vemos los fogonazos de los disparos pero no los oímos. Una escena que merece estar en cualquier antología del género.
Editada en DVD por Regia Films.
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