Archive for the ‘Cine griego’ Category
Trágica Irene Papas: ELECTRA (1962) / IFIGENIA (1977) de Mihalis Kakogiannis
Ya que Irene Papas, fallecida el pasado miércoles 14 a los 96 años, comenzó su carrera interpretando personajes de la tragedia griega en el teatro, aquí la recordaremos en dos estupendas adaptaciones de Eurípides firmadas por Mihalis Kakogiannis, el director de la famosa Zorba el griego (Zorba the Greek, 1964), en la que también participó la actriz. Junto a la Medea (1988) de Lars von Trier, me parecen los mayores logros del cine en relación con los clásicos griegos, por encima de Antígona (Antigoni, 1961), la adaptación de la obra de Sófocles por parte de Yorgos Javellas, y de Las troyanas (The Trojan Women, 1971), del propio Kakogiannis.
Electra (Ilektra), nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, nos sitúa en el momento en que la protagonista ha sido expulsada de la ciudad de Argos por su madre, Clitemnestra, y su amante, Egisto, y obligada a vivir con un un labrador en el campo, donde espera el regreso de su hermano, Orestes, al que no ve desde que era un niño, para vengar la muerte de su padre, Agamenón, asesinado por Clitemnestra y Egisto a su regreso de la guerra de Troya.
Con música de Mikis Theodorakis y fotografía del gran Walter Lassally, Kakogiannis adapta bastante fielmente el original homónimo de Eurípides -incluida la participación del coro- y consigue transformar en gran cine la tragedia griega, a pesar de algún movimiento de cámara de cara a la galería. E Irene Papas, en el papel de la mujer despiadada que convence a su joven hermano para que mate a su madre, nos ofrece una de las más intensas interpretaciones de su carrera cinematográfica.
Quince años más tarde, la actriz dio vida precisamente a Clitemnestra en Ifigenia (Iphigenia), basada en Ifigenia en Áulide. La acción esta vez nos lleva más de una década atrás, al puerto de Áulide, donde los ejércitos griegos esperan ansiosos poder zarpar hacia Troya. Ante la ausencia de viento que impulse las naves, el augur Calcante le dice al rey Agamenón que ha de sacrificar a su hija mayor, Ifigenia (hermana de Electra y Orestes), a la diosa Ártemis si quiere que las tropas puedan por fin hacerse a la mar. A pesar de sus dudas y del amor por su hija, Agamenón, obligado por los soldados, acepta finalmente el sacrificio de Ifigenia, a la que ha enviado a buscar con la falsa noticia de su boda con Aquileo (Aquiles).
Dejando a un lado la fotografía de Giorgos Arvanitis, que no me gusta nada, y las contadas escenas de masas, rodadas de manera muy pedestre, Kakogiannis filma otra magnífica película, nominada también al Oscar y a la Palma de Oro de Cannes, repleta de fuerza y sentimiento y ritmo cinematográfico en la que introduce algunas variaciones a partir de la tragedia de Eurípides, como la crucial presencia de Calcante y Odiseo (Ulises), a los que en la obra solo se nombra, como principales instigadores del sacrificio. Y junto a la majestuosa presencia de Irene Papas como Clitemnestra, cuya última mirada al abandonar Áulide, tras enfrentarse tan fiera como inútilmente a su marido por la vida de su hija, ya nos advierte de que esperará su regreso de Troya para vengarse, una maravillosa y andrógina Tatiana Papamoschou en el papel de la pobre Ifigenia, que acaba aceptando su destino por el bien de Grecia.
PAISAJE EN LA NIEBLA (1988) de Theo Angelopoulos
El pasado martes día 24 fallecía, atropellado por una moto mientras buscaba localizaciones para su última película, Theo Angelopoulos, el cineasta más prestigioso del cine griego. Sus películas, habitualmente larguísimas, con eternos planos secuencia, contemplativas hasta decir basta y cargadas de simbología, encontraron una gran acogida en los festivales cinematográficos y en parte de la crítica, pero no tanto, creo, entre el público.
En mi historia particular del cine, Angelopoulos ocupa un lugar junto a Antonioni, Fassbinder, Tarkovski, Bela Tarr y tantos otros. Casi todas sus películas, a cambio de un par de instantes de belleza para recordar, me proporcionan más de dos horas del mayor de los aburrimientos. Si uno sabe que un film le ha gustado porque al cabo de un tiempo desea volver a verlo, definitivamente los de estos reconocidos cineastas ni me gustan ni atraen mi simpatía, porque, en mi opinión, pertenecen a ese tipo de cine que se preocupa más de su propio ombligo que de la paciencia del espectador.
Pero como para todo hay una excepción, en la filmografía de Angelopoulos hay una película que me encanta, una obra maestra titulada Paisaje en la niebla (Topio stin omichli), la historia de dos hermanos que emprenden un viaje en busca de su padre durante el cual descubren toda la crudeza del mundo que les rodea. No es que suponga un paréntesis ni en el modo de hacer ni en los temas del cineasta griego (esa dualidad entre el viaje exterior y el interior es habitual en su cine), pero sí me parece la más poética y sensible, la más cercana al espectador, y en la que ese par de instantes extraordinarios a los que antes me refería se multiplican hasta ocupar casi toda la película. Dos ejemplos entre muchos:
-La escena de la violación de la niña, que Angelopoulos no nos muestra, manteniendo el plano de la parte trasera del camión tapada por una lona para que imaginemos lo que está ocurriendo dentro y nos resulte aún más dramático. Curiosamente, siempre me ha recordado a otra escena filmada por un cineasta en las antípodas del director griego: uno de los asesinatos que vemos (que no vemos) en Frenesí (Frenzy, 1972) de Hitchcock, en el que la cámara no entra en el lugar del crimen y va retrocediendo por unas escaleras hasta llegar a la calle. En ambos momentos sentimos que, mientras la vida sigue su curso, en cualquier lugar puede estar sucediendo el episodio más horrible.
-El fragmento final, en el que la niebla se va abriendo ante los dos niños hasta mostrar un árbol, hasta mostrar un rayo de esperanza y optimismo. La innegable belleza del cine de Angelopoulos consigue como nunca que hagamos nuestra su historia y nos conmueve de igual modo que cuando Truffaut llevó a Antoine Doinel a orillas del mar.
Editada en DVD por Intermedio.